viernes, 16 de junio de 2023

Tras Eleazar seguía Samá, hijo de Agué, el ararita. Cuando los filisteos se reunieron en Lehi, donde había un campo sembrado de lentejas, las tropas israelitas huyeron ante ellos.

 “ El que no lucha no hace guerra. “ El que no hace guerra no tiene victoria. 



A veces, cuando el Espíritu Santo te llama a predicar el santo evangelio y la promesa de salvación con la sangre de Cristo, a veces olvidamos lo importante de luchar, en el espíritu y tambien con nuestras acciones: 


Como podemos hacerlo según la palabra del Señor? 


Por un lado, con todo ruego de día y noche; 

 Y, por otro, actuando tal como Josue cuando decidió entrar a las tierras prometidas: trazando planes, estrategias, sin ser agresivos pero entrando poco a poco a esos terrenos que el Señor nos heredó. ( tu familia, la educación de tus hijos, que tu barrio tenga paz y justicia, sanar enfermos, echar fuera demonios ). 


Luchar en el Espíritu y Luchar físicamente sacando la luz de Cristo hacía las calles y lugares donde el ya nos ha colocado es indispensable para ser disculpas: al que tiene y dio fruto le será dado aún más . 


Como poder sacar esa luz que tenemos a veces escondidas en debajo de la mesa? Sobre todo si soy tímido o tengo falsa humildad— o el peor de los casos, soy excesivamente Nazareno y no quiero tocar o los impuros, tanto que no cumplo el mandamiento de predicar, ouch! ( esta última me pasó hace algunos meses) 


Podría ser bien , sacar esa luz! Con el predicar a todo el edificio donde vives, el parque donde juegan tus niños; o a los compañeros de oficina. Lo cierto es que se nos olvida que estamos en una constante guerra espiritual por el Alma de los gentiles. Es normal ver que estos días —aún cuando sabemos que ya se ha manifestado el verdadero gobierno de este siglo; que no hay lucha; que nos hay cristianos en países más pacíficos siendo llevados a la cárcel; ni templos siendo cerrados. Por que..? Porque no han entrado en la lucha. El enemigo no tiene necesidad de hacer guerra; si tú y tu congregación de hermanos no han salido a luchar y dar una voz concreta en nombre del reino en que creemos. Aunque es verdad que hemos sido enviados como ovejas entre lobos; también tenemos que aprovechar esta mansedumbre como oportunidad para llegar al terreno de los lobos y lograr la justicia que El Salvador quiere que hagamos como discípulos suyos que somos. 


Que es llegar a ese terreno de lobos? 


Una forma, la cual por nuestras propias vivencias como discípulos de Jesus sabemos que es la primera y última  forma de llegar;   Es la oración. Ya que ella te permite acceder al Monte donde el Señor está en su trono; y una vez allí, encontrarás más hermanos en esa viña del cielo para poder derribar todo tipo de anatema; derribar hombres fuertes de tu calle o ciudad; liberar presos en cárceles espirituales; enfermos; y sobre todo; regar espiritualmente las semillas que has sembrado habiéndoselas presentado al Señor después de predicar o hablarle a una persona concreta sobre El. 

viernes, 1 de abril de 2022

La perfección y La culpa: y cómo curarlas


En una de mis liberaciones, Recuerdo que la persona quien oraba por mi, tras terminar la liberación, me enseño el siguiente misterio:
“Porque yo sé los planes que tengo acerca de ustedes, dice el SEÑOR, planes de bienestar y no de mal, para darles porvenir y esperanza.”

Este pasaje nos demuestra que no todas las calamidades en nuestra vida vienen de parte de juicio De Dios, porque El conoce nuestros corazones y sabe que estamos en su escuela. 
 
Mas su intención siempre es protegernos bajo su promesa y mantenernos aprendiendo.

La culpa, es peligrosa. Porque nunca vamos a ser perfectos.

Siempre cometeremos errores, pero recuerda: Dios siempre tiene pensamientos de bien y no de mal para ti. 
 
Cuando esta persona me explica aquel misterio, es también cuando me doy cuenta que hasta ese entonces estaba pensando que mi liberación -por lo contrario- ocurría por una puerta espiritual que abrí o pecados aún después de haber sido lavada por El.


…O por una larga lista de procesos y tareas pendientes que llevo con el Espíritu Santo y he rechazado hacer. Que también. 
 
Todo esto era verdad, pero el Espíritu quien ya estaba tratando todo en mi, sabía mi GUERRA INTERNA, sabia también mi ARREPENTIMIENTO, CONFESIÓN Y NUEVA INTENCIÓN; y sabía que empezamos este sendero nuevo de la mano.

El Señor sabía y sabe, que soy su hija y no sierva ni esclava. Me ve con esos ojos pacientes. 






Y está contento de ver cada uno de mis intentos y logros, como nosotros con nuestros hijos.:

Por que? Porque conoce nuestro corazón. Y nuestra intención, y no se fija en que los designios espirituales que logramos grandes o no:
“El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro; pero el que prueba los corazones es el SEÑOR” 
 
Entonces, por que llega la culpa? Tres grandes razones seguido de tres grandes consecuencias como síntomas: 

 1. nuestra mente no ha entendido que somos hijos de Sara, la libre. Y no ha entendido que eres hijo copartícipe y no esclavo, como Agar. 

 2. Porque has creído que la escuela del Espíritu Santo es para juzgarte. Sin embargo: La escuela de Su Espíritu es para organizar todo lo que el ha dado en nuestra mano y entrenarnos. 

 3. Porque hay momentos que oramos mal por nosotros mismos, y otros oran mal por nosotros ( esto último, es otro tema). 

 4. Por la duda. Esto ocurre directamente por la primera causa, pero hay que apuntarlo como un síntoma. 

 5. Por la falta de perdón a ti mismo. 

 6. Por ser como la mujer de Lot: siempre miras a tu propio pasado para aferrarte o que tenga el poder de salarte o inmovilizarte.

El Señor ahora nos enseña que El Conoce además, la naturaleza de nuestras obras, si son obras genuinas del corazón; aunque (todavía) no sean grandes.

Porque siempre tiene la mirada puesta en la eternidad y sabe que lo vamos a lograr.

Volvamos a recordar cómo nos sentimos cuando nuestros hijos hacen sus tareas con tanto cariño, y sinceridad. Yo hablo desde la experiencia: 

 “Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.” 

Así, sencillamente. El no ve si saco o no saco fuera demonios; no ve, si tengo o no tengo ciencia, revelación; pero, SI ve tu corazón y que eres su hijo amado.

 Cuando te vengan estos malos pensamientos: Recuerda! 

“Dios tiene pensamientos de bien y no de mal para mi!”

 Entonces, que pasa con aquellos detractores; bien sea nuestros propios pensamientos de culpa, o el como aceptamos los pensamientos de juicio de otros? 

 La clave es: la oración…! 

 Con ella Entendí que mi propio AFÁN  por la perfección no me permitían entender que estamos en la escuela del Espíritu Santo ni tampoco seguir escalando en ella.
El Señor quiere que sonrías en una amistad con el, no que te juzgues.






 Por eso necesita que oremos cuando vengan estos pensamientos. La oración, también te permite ser impermeable a los juicios PROPIOS y de otros hermanos que te han llevado al concilio ante Dios por sus pensamientos, palabras, o actos.
Dios, no ve que nuestra manera de caminar perfectos sea al pie de la letra de las escrituras ( como los fariseos ); sino el corazón y nivel de fidelidad con el que lo haces. Como haces las tareas y meditaciones que Dios pone en tu corazon?







 A) enojado y renunciando a la primera?












b) o con paciencia y fidelidad?











Y como es eso que: el Señor sabe con que corazón hacemos todo..? “ El Crisol para la plata y la hornaza para el oro, pero Dios prueba los corazones “ Muchas veces, creemos que hemos hecho mal en hablarle a un hermano, o hemos hecho mal en obedecer al Señor y levantarnos contra todo pronóstico a hacer lo que El quiere. Y cuando llegan las calamidades, dudamos si era o no después de todo el plan del Señor aquello que hemos hecho. Otras, nos culparemos incluso con nuestros discípulos, hermanas, hermanos, y en la familia sanguínea hasta con nuestros hijos, con este tipo de palabras y frases: no lo hice perfecto. No pude hacerlo bien. Falle. Peque. Recuerda: el tiene planes de bien y no de mal, y estas en la escuela del Espíritu Santo como su hijo heredero copartícipe.
Referencias Bíblicas: Jeremías 29:12. Proverbios 17:3 Romanos 11:29

miércoles, 9 de marzo de 2022

Mi testimonio de Sanidad del COVID-19

Mi nombre es Alexandra Gomez y soy periodista, antiguamente rebelde (y aún, a ratos). Este es mi testimonio que llamo: de la rebeldia a la luz: batalla por el Alma. El mes de febrero de 2020 yo era una madre y mujer moderna citadina de Logroño; con una hija de 4 años, quien asistía  al colegio perfecto; tenía (y tengo, gracias a Dios, también) el esposo perfecto, el trabajo ideal de 9 de la mañana a 1 de la tarde, con un salario decente, había hasta wifi, fruta los días martes; y lo justo de salario para irme de rebajas por la San Anton y ayudar a mi familia: todo estaba en su lugar. Yo, esa mujer moderna: Confiaba plenamente que mi estado mental y mi alimentacion regían mi felicidad, al igual que mis decisiones (como si existiera tal cosa en un universo tan vasto)- y tambien creía en el multiverso- en otras vidas, y como ya de paso estaba enojada con Dios, oficialmente lo abandone esos años,
 y, practicaba yoga, a la vez que minuciosamente investigaba sobre el significado de la vida (o las vidas), en otras religiones, pensaba que El no estaba guiando mi vida, sino yo misma: como si existiera tal cosa en un universo tan vasto, pues realmente, no controlo ni la comida de los peces del mar! Solo controlo cual día de la semana voy a comprarlo en Carrefour (y aún, ni eso).    Una cosa muy particular que me sucedió en una clase de yoga, fue escuchar la voz de Dios, como un pensamiento muy delicado y suave. Él Me consolaba cuando lloraba por el fallecimiento de mi abuela el año 2019. Me parecía imposible que Dios, Jesucristo, pudiera hablarme aun en un templo de yoga. Pero, fui consolada, y no solo ese día. Y No solo en ese lugar... El ya estaba dejándome migas y pistas como Hansel y Gretel, para reconciliarnos. Un día, cuando fui a dejar a mi hija de 4 años en su colegio (el colegio perfecto como ya lo dije), experimenté dentro de mis pensamientos otro pensar: no traigas a tu hija al colegio- Como ya no creía en Dios, recordad que "estaba enojada con El"; con el Dios de Israel, ese que nos re-presentan muchas iglesias a su manera de normas y leyes estrictas... Tal como los describió Jesus en el libro de Mateo: Cuidaos de la levadura de los fariseos y Saduceos: se refería a: cuidaos de las normas estrictas que pretenden emular la 'formula' para llegar al cielo; cuidaos de los hipócritas y los que buscan llenar su estómago... A eso se refería, mas yo no lo entendía. Era simple y muy caprichosa. Creía que Dios era mas bien un mago en una lámpara. Y por eso me enoje enormemente al punto que no lo entendía en ese momento; y mucho menos entendí su aviso para nuestra vida a partir de ese día. No entendí por qué no era buena idea llevar a mi hija al colegio. Ya a principios de marzo 2020; pasadas dos semanas de lo que pensé haber meditado o no sé si escuchado; empezaron a la vez, los primeros casos del virus en España y antes de darme cuenta, mi hija, con 4 años, fue una de las primeras en sufrir este "virus". Recuerdo que la semana antes a ella caer con esa fiebre de 40, la cual duro 3 semanas; este "pensamiento" tambien llego a mi mente: "Ayuna". Así; que, como yo practicaba yoga; deje de comer tres días a la vez que practicaba ciertos movimientos al sol; y me colocaba mantras. Cuando mi hija enfermo; ya más grave,  yo llevaba 2 días en ayuno y escuchar mantras. Mi hija también lo practico conmigo justo antes de iniciar la primera fiebre, porque traje esa costumbre de “relajación” a casa. Los sonidos, la música, todo parecía idílico; hasta que cayó en fiebre. El día antes de mi hija caer en cama, practicamos juntas yoga antes de dormir y tuvimos un sueño idéntico, el cual le conte luego a mi antiguo profesor. El sueño era una terrible pesadilla que solo se corto cuando me esforcé en el sueño, por decir el Padre Nuestro; y digo "esforcé" porque yo sencillamente no lo recordaba, obviamente, tras 4 años de haber renunciado a Dios, no recordaba ni como orar! De lejos. Pero... Apenas dije "Padre Nuestro que estas en el cielo" esta pesadilla que Alma y yo tuvimos a la vez, se terminó. No sabía que había ocurrido algo en el mundo espiritual, pero, al día siguiente por la noche empezó su largo trayecto y batalla (espiritual) con el virus, por tres largas semanas. Digo espiritual porque verdaderamente buscamos toda solución posible y no pudimos lograrlo, desde llamar al ambulatorio local, apuntarnos a la lista de espera que supuestamente venían a tu casa, citas telefónicas con pediatras que ninguno se atrevía a recetar algo certero porque no conocían el virus—hasta que, ya cansados de llamar puertas, nos quedamos solos los tres, mi esposo, mi hija, y yo, con Dios: Mi esposo, no creyente (más bien separado después de haber aceptado la iglesia), mi hija (que aún yo no le había hablado De Dios a sus 3 años) que padecía; y yo. En la primera semana: El primer impulso había sido por supuesto llamar corriendo a su pediatra del prestigioso Centro de Salud; ese edificio moderno, enorme y lujoso donde nos atienden cada mes desde el nacimiento de la niña, nos respondieron con un simple: " Aqui, no la traigáis..! " Ante lo desconocido, hasta los medicos tenían miedo en los primeros días de la llegada del virus. Tampoco nos desalentamos por esta experiencia ni desestimamos por esto el llevarla al hospital, quienes nos dijeron: "Os apuntamos en lista de espera; y nosotros le hacemos el test" Nunca vinieron. Aun así insistimos con 4 llamadas, mas nunca vinieron. Así, mi esposo sin conocimientos médicos mas que de pescados, yo, que soy periodista; y mi madre, maestra, estábamos solos ante la batalla con el virus sin saber que hacer, y encima encerrados por mandato nacional en casa. Cuan frustrante fue no poder correr a ningún sitio a pedir ayuda! Así que mi único lugar, fue la habitación donde cuidaba a mi hija. Allí; la voz delicada seguía diciéndome: ayuna. Y mi esposo apareció en escena diciendo: no pongas mas esa musica (se refería a los mantras). Y así hice; me dediqué a ayunar en silencio. Sin agregar musica ni palabrerías. Ya avanzados al final de primera semana de esta batalla con el virus, este primer encuentro con el silencio, me ayudo a recordar lo poderoso que fue ese 'Padre Nuestro' en la pesadilla que tuve, para salir de ella, si es que se puede hablar de ese lugar como algo real, entonces oraba así mismo tal como aprendí de niña; lo hacia con mucha esperanza y fe toda la noche, sosteniendo los pies encendidos en fiebre de mi hija: "Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos: Santificado sea tu nombre, venga tu reino, sea hecha tu voluntad, como en el cielo así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por todos los siglos. Amén. (Mateo 6:9-13) Esto era lo único que recordaba que funcionaba con poder, y lo único que di como medicina a mi hija en los próximos primeros días de ayuno. Y digo primeros porque buscando desesperada el favor de ese gran Dios de dioses, seguí en ayunos hasta el día 13. Mi hija quien es ahora una amazona de caballos; bailarina de ballet; y buena comedora, en ese entonces con sus 4 años muy enérgicos se encontraba en cama sin fuerza. Tenia que levantarla con mis brazos para la mínima actividad como comer o ducharse. Aun así seguimos orando fuertemente cada noche: El Espíritu Santo, y yo, en esa habitación. Hasta que mis Padre Nuestro ya poco a poco, se fueron convirtiendo en oraciones de conversación en ese Dios. Empece a conversar y pedirle como a un amigo cercano. Acostada al lado de mi hija hasta que me quedaba dormida. Ella dormía en su camita estilo casita al ras del suelo. Y yo dormía en la alfombra a su lado sosteniendo sus pies. No es que, mi sacrificio ha sido merecedor. No me mal entiendan. Pero si he logrado encontrar Algo que siempre ha estado disponible: la salvación, la misericordia, y el amor. "Cuando Jesús entró en Capernaúm, vino a él un centurión y le rogó diciendo: --Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, y sufre terribles dolores. Y le dijo: --Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: --Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo. Solamente di la palabra, y mi criado será sanado. Porque yo también soy un hombre bajo autoridad y tengo soldados bajo mi mando. Si digo a éste: "Ve", él va; si digo al otro: "Ven", él viene; y si digo a mi siervo: "Haz esto", él lo hace. Cuando Jesús oyó esto, se maravilló y dijo a los que le seguían: --De cierto os digo que no he hallado tanta fe en ninguno en Israel. (Mateo 8:5-10) Entonces Jesús dijo al centurión: --Ve, y como creíste te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella hora. Entró Jesús en la casa de Pedro, y vio que su suegra estaba postrada en cama con fiebre. Él le tocó la mano, y la fiebre la dejó. Luego ella se levantó y comenzó a servirle. Al atardecer, trajeron a él muchos endemoniados. Con su palabra echó fuera a los espíritus y sanó a todos los enfermos, de modo que se cumpliese lo dicho por medio del profeta Isaías, quien dijo: Él mismo tomó nuestras debilidades y cargó con nuestras enfermedades. (Mateo 8:13-17) La sanidad es solo una consecuencia del Amor que Dios tiene para con todos a pesar de nuestros "enojos" con sus decisiones. Sus decisiones son para nuestro bien, y con El hacemos un equipo perfecto. Con El, tu Hacedor, encuentras tu verdadero médico: el que sabe liberar tu Alma y como simple consecuencia, tu cuerpo. (Y esta historia… espero: continuará)